jueves, 28 de junio de 2007

Toledian Nights (II)

Proclamo: en que entregue el trabajo que tengo entre manos (es un decir), me tenderé cuan larga soy en un sofá rojo que yo me sé, y no habrá grúa que me levante ni segurata que me desaloje. (Es muy posible que a la vez me entregue a los gozos de Baco con la botella de Martini que guardo en mi armario).

No deja de fascinarme cómo las cosas nunca salen como las planeo. Y últimamente, menos que jamás. De hecho, básicamente sólo veo dos constantes en mi vida (?) cotidiana:
1) una vez a la semana se actualiza el blog, con preferencia a horas intempestivas; 2) soy un guiñapo.

Menos mal que hoy me han legado una imagen del Santo Expedito. A ver si obra pronto algún milagro.

(sí, tengo sueño y estoy de un sentimental que no me tengo...¿qué pasa?)

viernes, 22 de junio de 2007

Que no cunda el pánico...

...parece que he conseguido restablecer la normalidad; aunque la entrada anterior y los gloriosos comentarios que suscitó se ven condenados al olvido eterno. Qué tristeza. (Es sin duda culpa de los que mancillaron la pureza de este blog con modelitos sobre el escaso rendimiento escolar de su autora - obviamente no le han hecho ninguna gracia al animalito y ha salido en mi defensa).

En fin, por lo demás, señalo que esta mañana me he quedado en casa "para hacer cosas útiles" (díjeme a mí misma anoche con toda mi buena fe y habitual ingenuidad). Es decir, son las 12 de la mañana, acabo como quien dice de amanecer y estoy inevitablemente enchufada al ordenador escuchando a Pink Floyd y hartándome de galletas. Esto, señores míos, se llama placer de dioses. En inglés, procrastination. En cristiano, pereza y gula; más que de sobra lo sé.

Por lo demás, pocas novedades, si bien esta semana ha brindado numerosas revelaciones:
1) La naturaleza insomne y nocturna de Marmote, de la que sólo se han oído quejas y lamentos desde su más tierna infancia (jamás un niño durmió tan poco) se ha doblegado, por fin, al sueño. Catorce horas seguidas ni más ni menos. El Magno Evento tuvo lugar el 21 de junio de 2007 y será convenientemente rememorado cada año con grandes fastos.
2)He tenido la alegría de constatar que he ganado dos muy buenos amigos este año (y la tristeza de constatar que uno de ellos se va muy lejos)
3)El paquete de cereales me ofrece la fórmula para calcular mi metabolismo basal con las consecuentes promesas de felicidad y realización como Hysterical Woman of the Year. Después de unas semanas marcadas por una gran profusión de cálculos (ese Blanchard y sus equilibrios de mercado, esas matrices de varianzas y covarianzas, esos quasiobscenos intervalos de confianza...)me he resarcido pisoteando el paquete, pintándole perilla a las locas que lo adornan y regalándome un banquete de galletas chiquilín (inmenso descubrimiento!).
4) Existe la telepatía. Llevo dos días sintiendo un inexplicable nerviosismo y un odio exacerbado hacia los horóscopos, los astros en general y los agujeros negros. (=El Amado tiene examen de Cosmología, y mi solidaridad no conoce límites)
5) "Trabajar" desde casa con una camiseta del Camel Trophy 1996 y el pelo sucio me resta glamour (por fin lo veo claro).

Houston!

We definitely have a problem.
...Mi blog se boicotea a sí mismo y muy a mi pesar se acaba de cargar dos entradas, la anterior y la nueva. Socorro! Marmote se está rebelando contra Marmote! (cabe imaginar peor escenario?)

jueves, 7 de junio de 2007

Grandes errores de la humanidad (I)



Los zapatos que llevó Marmote a la fiesta de anoche (Pain, Grief & Grinding of the Teeth!)



Los que llevará a la siguiente (Happiness & Bliss!)

Esta entrada está dedicada a aquél que osó afirmar que no existían los pies bonitos

viernes, 1 de junio de 2007

The Joys of June

El post del día iba a empezar con la frase (falaz como ella sola) "parece que no hemos empezado mal del todo este mes". En un alarde de bendita inocencia ya me estaba yo recreando en el hecho de llevar tres noches durmiendo ocho horas y no haber tenido ningún tropezón/percance/torpeza en las últimas 24 (la semana pasada conseguí, entre otras proezas, engancharme los pies en el kilométrico cable del cargador de mi propio móvil al intentar sacar el mp-3 en el preciso instante en el que subía a un vagón de metro; tener un ataque de alergia brutal al subirme a otro, tan brutal que no veía por dónde iba de lo que me lloraban los ojos. El amable caballero que me socorrió describió minutos más tarde mi estado como que había "entrado así como en un trance". Quede para la posteridad.)

Pues bien, me retracto. El mes ha empezado como cualquier otro. El Amado se ha despedido de mí esta mañana con el delicioso verso: "tienes basura en las comisuras" (que el amor de tu vida sea un poeta tiene sus más y sus menos; el que yo sea mi zafio y desaseado yo suma automáticamente puntos en el lado de los menos). Esta tarde he conseguido tamaña hazaña como cargarme un cargador. El de mi bendito móvil del Pleistoceno, se entiende. Que precisamente por ser del Pleistoceno, está condenado a desaparecer si no encuentro un cargador que le sirva.

¡Cambio cargador de Siemens rudimentario por crema depilatoria!
(¿algún lector en especial se siente tentado por la oferta?)